Al chupete le llaman en las culturas anglosajonas «el pacificador». Y no es para menos, ya que este pequeño -pero imprescinble- accesorio tiene cualidades casi mágicas. Es ideal para que nuestro hijo se calme y responda a su instinto natural de succión. Gracias a ello, este gran compañero de viaje en los primeros tiempos de nuestro hijo aportará calma e incluso seguridad. ¡Incluso pueden proteger el paladar!
El chupete es un accesorio en la vida de nuestros bebés que a nadie le es desconocido. Pero, ¿cómo ha de ser y en qué materiales debe estar fabricado? En el mercado existe una grandísima variedad de chupetes y de muchos materiales diferentes. Los encontramos de látex y de silicona, también con tetina de gota o de una pieza, algunos son anatómicos o simétricos. Hay mucho donde elegir.
Sin embargo, el chupete es un complemento que nuestros hijos llevan en la boca. Y es por eso que han de cumplir con la normativa AENOR 2003 que fija las condiciones mínimas:
- No pueden existir partes cortantes, ni en el chupete ni en la cadena que lo sujeta. Tampoco puede ser desmontable ni llevar etiquetas.
- La tetina no puede medir más de 33 milímetros. Además, no puede haber nada dentro de su interior.
- La tetina está rodeada de un disco que ha de ser lo suficientemente grande como para que el niño no pueda tragárselo. Además, necesita contar con dos orificios para ayudar a pasar el aire.
- La cadena del chupete tiene unas dimensiones máximas de 220 milímetros, así se evitan riesgos de estrangulamiento.
Los materiales de los chupetes varían en función de las preferencias de nuestros bebés y también de su edad. Es habitual que estén fabricados en silicona o en látex, y esto dependerá de cómo se sienta nuestro hijo con uno o con otro. Por ejemplo, podemos estimar las siguientes diferencias:
-
Chupete de silicona Mum. Para niños de cero a dos meses de edad. Los chupetes de silicona son más recomendables en los primeros seis meses de vida, ya que con ellos no se absorben olores o sabores, y además no son fáciles de deformar. Además, son la única opción para los niños alérgicos al látex.
- Las opciones de chupete fabricadas en látex son, en cambio, para cuando el niño ya ha pasado por el momento en que le salen los dientes, si bien los hay para recién nacidos. El látex es un material mucho más resistente a los mordiscos, resulta mucho más suave y es además flexible. Produce igualmente una sensación muy natural al succionar.
Finalmente, la decisión de optar por un chupete fabricado en un material o en otro es algo más personal, y dependerá de cómo reaccione nuestro bebé a ambas opciones. Normalmente, es una decisión del niño y lo que es más importante es escoger un buen chupete, ya que se trata de un accesorio que acompañará a nuestro hijo en todo momento.
Muchos expertos recomiendan el uso de chupetes ya que la acción de succionar es algo muy común para los bebés, así que es positivo conseguirlo con un buen chupete. Más allá de eso, hay opciones como la de Mam Perfect, que van más allá y evitan las malformaciones dentales. Es un efecto que se logra gracias a que permite ajustarse perfectamente a la boca, sin forzar al bebé a morder más de la cuenta.
Cuidados necesarios para conservar el chupete y la seguridad del bebé
El chupete es un gran aliado para nosotros y nuestro bebé, además de resultar imprescindible. Pero hemos de aprender a tener cuidado de él y a lavarlo bien.
Es recomendable cambiar con frecuencia de chupete, y mucho más cuando el bebé ya tiene dientes. De esta forma podemos evitar que algún trozo del material succionable se separase. Los mejores chupetes del mercado son muy resistentes, pero no es mala idea cambiarlos a menudo.
Además de sustituirlos, también es importante ir cambiando de chupete o alternar entre varios de ellos. A veces, los niños se encariñan con un determinado chupete y es difícil que luego podamos cambiarlo por otro cuando se haya deteriorado. Por eso, es una buena opción tener varios e ir cambiando para que se acostumbre a diferentes modelos.
Por supuesto, no podemos olvidar que el chupete de bebés es algo que se lleva en la boca, se mastica y se juega con él con los dientes. Así que es muy necesario lavarlo a menudo, sobre todo en los primeros meses de vida. Luego, cuando el niño se hace mayor, es posible limpiarlo solo con agua y jabón. Pero en los primeros momentos de vida del bebé, lavarlo a conciencia es importante.